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Sabores de Córdoba

La Casa del Agua – Centro de Interpretación sobre el agua (I)

Por Luis Celorio.

Nuestro proyecto temático se basa en la representación del ciclo natural e histórico del agua en la ciudad de Córdoba, como elemento vital, que nos sirve de hilo conductor para entender los usos y costumbres de sus habitantes, su evolución en el tiempo y las dificultades para acceder a su consumo.

La etapa temporal donde situamos el grueso de la narración, se encaja entre el final del siglo XIX y mediados del siglo XX, un periodo de grandes transformaciones, y cambios urbanos de todo tipo.

En nuestro recorrido expositivo podremos contemplar, restos arqueológicos e infraestructuras pertenecientes a diferentes épocas históricas, también estarán a nuestro alcance, colecciones etnográficas y abundante información gráfica, que nos ayudará a obtener una imagen de conjunto lo más completa y real posible.

El espacio museístico singular de la Casa del Agua, está ubicado junto al Arco del Portillo, lugar estratégico que une la Medina con la Ajerquía y destina toda la planta baja de las casas números 6 y 8, con el patio incluido.

La visita, siempre guiada, se estructura por cinco salas consecutivas o espacios tematizados, a través de unos contenidos concretos, siempre vinculados al agua, nuestro horario de apertura es de 10:15 a 14:00 horas, y cerramos los martes.

Del cántaro a la fuente

Los contenedores más habituales para el transporte cercano y doméstico del agua en la ciudad, eran los cántaros.

Los cántaros, no se usaban para beber directamente. Su función primordial es la de transporte desde la fuente pública hasta el domicilio y después como contenedor, alojado en las tradicionales cantareras que solían situarse a la entrada de la casa.

La capacidad media de un cántaro oscila entre los 12, 16, y 20 litros. Aunque el más usado era el de 16 litros o arrobal de una capacidad similar a la arroba.

El cántaro cordobés suele tener un cuerpo o panza muy ancha y una base o pie estrecho, el asa lobulada sale de la boca y forma un ángulo recto hasta insertarse en la panza, el cuello es alto ancho y cilíndrico, con líneas incisas alrededor del mismo.

Cada centro alfarero adoptó una morfología propia o identidad, para su cántaro, de modo que esta pieza define la particular producción de cada zona.

El uso del cántaro iría decayendo con la paulatina implantación del agua corriente, primero en las ciudades y mas tarde en los pueblos, y aldeas, cosa que no sucedió hasta finales de los años setenta del siglo XX.

Las tinajas

Las tinajas para agua, estaban destinadas al uso doméstico y aunque de menor tamaño que las destinadas a contener vino o aceite, su capacidad era cuatro o cinco veces mayor que el cántaro.

El Centro tinajero de Lucena en la provincia de Córdoba, fue uno de los núcleos de fabricación con más tradición y de mayor producción de tinajas de Andalucía, llegando a tener veinte tinajerías, hasta el primer cuarto del siglo XX.

En el Diccionario geográfico-estadístico-histórico (1846-1850) de Pascual Madoz, se menciona el centro tinajero de Lucena como proveedor para todas las bodegas de Andalucía y se especifica la construcción de ejemplares de 500 a 600 arrobas, cerca de 10.000 litros. Su destino comercial eran las numerosas bodegas, almazaras e industrias dedicadas al aceite y el vino.